La Siguiente Colaboración, es parte del Libro «50 Años del Taekwondo en México» basado en las Memorias del Maestro Dai Won Moon y corresponde al Dr. Manuel Mondragón y Kalb, referente obligado y personalidad clave para comprender los inicios del Karate y el Taekwondo. Sin más preámbulo demos paso a los recuerdos y a la pluma del Dr. Manuel Mondragón y Kalb en torno al Taekwondo, disciplina que ayudó a sembrar en nuestro país.
El Tae Kwon Do en México: apunte sobre sus inicios
Era el año 1969 y recién terminábamos una situación altamente crítica en el arte marcial que la Asociación Mexicana de Karate-Do había iniciado precisamente diez años antes.
El Karate-Do comenzó con doce alumnos fundadores, bajo la técnica Shito-Ryu, con la enseñanza del profesor Nobuyoshi Murata, quien arribó a México como subdirector de los laboratorios Takeda, los más importantes de oriente. Luego de convencerlo, accedió a iniciar el Karate-Do en México, por lo que se le considera el fundador de este arte marcial en nuestro país.
Años después, el profesor Murata retorna a Japón y envía a México a su representante, el maestro Hiroshi Matzura quien, siendo Shito-Ryu, invita a la República Mexicana al profesor Nobuhiro Yatoh, alto grado de una nueva escuela técnica, Shoto-Kan. Esto obliga a cambiar nuestra línea de enseñanza y, por ende, provoca la división de las dos técnicas antes mencionadas, toda vez que Shito-Ryu emigra a otro Dojo.
Así, transcurrieron cinco años más cuando, la naturaleza humana, se vuelve a hacer presente a través de actitudes difíciles que complican la interrelación entre partes. Así, se da el rompimiento de quien esto escribe con el grupo de Yatoh y Matzura. La resultante, además, es la imposibilidad de lograr el envío de instructores de las técnicas japonesas que, durante este tiempo, habíamos usufructuado y, esto, hizo que tomáramos otras decisiones.
He aquí cuando podemos comenzar a definir la historia del Tae Kwon Do. Tuve la oportunidad y el enorme gusto de llevar a la Selección Mexicana a competir, en varias ocasiones, a los Estados Unidos de América. En algunas de ellas, correspondió hacerlo en la ciudad de Oklahoma. Allá conocí y entablé gran amistad con el maestro Jack Hwang, director del Tae Kwon Do de tan importante zona geográfica de la Unión Americana.
En las circunstancias en las que nos encontrábamos, comenté con el profesor Hwang la necesidad de contar con un instructor de Tae Kwon Do, dispuesto a iniciar la nueva técnica por las razones ya referidas. Después de conocer a algunos instructores, que incluso vinieron a México, entrevistamos al profesor Dai Won Moon, extraordinario practicante, competidor y maestro de este arte marcial. Su afabilidad, don de gentes, calidad técnica y disposición, fueron altamente suficientes para concretar su invitación a México.
La historia del Tae Kwon Do, a partir de entonces, ha de quedar debidamente plasmada por quienes la han seguido y practicado durante todos estos años. Me resta agregar es que, entre el profesorDai Won Moon y yo, quedó establecida una verdadera y sólida amistad que a la fecha perdura en un clima de afecto y respeto mutuo.
Asimismo, que es a Dai Won Moon a quien México le debe muchos de los logros que nuestro arte marcial desencadenó en el país; a través de la formación de cientos de instructores, miles o decenas de miles de alumnos, todos ellos hombres y mujeres de bien quienes quedaron solo como practicantes, o varios de los cuales, le han dado satisfacciones a la patria al estar entre los mejores del mundo, tanto en justas internacionales como en campeonatos mundiales y Juegos Olímpicos.
Hablar del Tae Kwon Dode mi generación, obliga a hacer reflexiones acerca de excelentes alumnos, instructores y conformadores de organismos que han contribuido al reconocimiento y aplauso de este arte marcial en México y en el mundo. Entre ellos, debo señalar al extraordinario maestro y mi gran amigo, el profesor José Luis Olivares, quien formó campeones mundiales, a quien vi llegar al doyang siendo aún muy joven.
Hablar del Tae Kwon Do también obliga a mencionar a los instructores Travis Lee Everitt y, por último, a un gran mexicano y espléndido deportista, campeón mundial de Full Contact, hoy presidente de un importante organismo de este arte marcial, el profesor Isaías Dueñas.
A ellos y a las decenas o cientos de directivos, maestros e instructores cuya mención sería interminable de relatar, mis felicitaciones, pleno reconocimiento y mi mayor satisfacción al recordarles que me cuenten entre sus amigos.
Manuel Mondragón y Kalb
Invierno, 2018