Una Reflexión acerca de la Importancia de la Relación Maestro-Discípulo en las Artes Marciales, más allá de las apariencias, las túnicas vistosas y las decoraciones rimbombantes en las Escuelas…
Por Alonso Rosado F.
Recuerdo bien la época en que inició mi pasión por las Artes Marciales. Nací rodeado de ellas y los primeros recuerdos de mi padre son de él vestido de Judogui barriéndome y proyectándome por los aires a manera de juego mientras yo reía muchísimo. Dar mis primeros pasos y correr se dio sobre un tatami a la vez que disfrutaba ver las clases de Karate y Judo en la escuela que él tenía en la Ciudad de Guadalajara. Pero no fue sino hasta 1973 que dos sucesos me marcaron a tal punto que se detonó en mi la pasión por las artes marciales que con el tiempo se convertiría en uno de los polos más importantes de mi vida: La Cinta Operación Dragón con Bruce Lee y la Serie de Televisión Kung Fu protagonizada por David Carradine. Ambas producciones tienen en común el que giran en torno al Templo Shaolin y la mítica órden de guerreros místicos que allí surgió. En Operación Dragón, Mr. Lee es un Monje Shaolin a quien le es presentada una misión singular: Llamar a cuentas Mr. Han, un monje renegado de la órden Shaolin que se recluyó en una isla y formó un imperio dedicado a la producción de heroína, mientras entrenaba a sicarios expertos en Artes Marciales y se dedicaba a reclutar nuevos talentos de estas disciplinas a través de un Torneo que llevaba a cabo cada varios años. Por otro lado la serie de Televisión Kung Fu, por cierto también producto de una idea original de Bruce Lee, desplegaba la historia de Kwai Chang Caine un monje Shaolin que, defendiendo a su Maestro ciego Po del Maltrato y Abuso del Sobrino del Emperador, termina atravesando a este con una lanza y entonces tiene que huir a Norteamérica, en Plena era del Salvaje Oeste y los Coolies, obreros chinos que montaban los rieles de las locomotoras en los Estados Unidos en inclementes parajes desérticos. Caine es contratado por estas empresas de ferrocarriles, soportando el racismo de ayer y hoy a la vez que se retrataban sus grandes hazañas y aventuras defendiéndose de las hordas de caza recompensas americanos y asesinos que promovía el Emperador Chino para ajusticiar al Monje Desertor. Ambas producciones son una metáfora muy interesante que tiene plena vigencia en nuestros días: Por lo menos dos monjes vivientes, herederos de la órden de Shaolin, descendientes en línea directa de la genealogía ancestral original, se encuentran fuera de los reflectores y de los muros del Templo (Shi De Yang y Shi Yan Ming). Shi De Yang, tiene todavía un cúbiculo a su nombre en Shaolin aunque ha sido cada vez más relegado por Shing Yongxin el Abad del Templo, pues este no soporta a nadie que lo opaque. En los últimos años el gobierno Chino ha puesto la lupa sobre las actividades de este personaje y ha trascendido a través de publicaciones en periódicos, revistas y portales noticiosos del mundo entero como The Economist, Newsweek, New York Times y el China Daily que Shing Yongxin, además de no ser un verdadero practicante, se ha visto inmiscuido en constantes escándalos de venta de certificaciones, lujos desmedidos, colecciones de autos de lujo, entre otros. Inclusive un hijo nacido en la clandestinidad y constantes aventuras con mujeres se le recriminan, todo contrarío al perfil de austeridad y sobriedad que se espera del Monje Titular de un Monasterio legendario por la observancia de un alto nivel y rigor en la práctica de las Artes Marciales, y por seguir un modo de vida acorde a los preceptos budistas. Todo esto ha dañado la imagen del Legado Original de Shaolin, pese a que los monjes pertenecientes a la órden se mantienen entrenando duro como hace centurías y ajenos a las andanzas del Abad. Años atrás, en 1992 para ser precisos, Shi Yan Ming, el Monje Shaolin más famoso de su generación, desertó de la Órden durante una gira por Estados Unidos y pidió asilo en esa nación; fundó el Templo Shaolin de USA con sede en Nueva York y desde entonces sus proezas físicas y su manejo del Chi, energía interna, desafíando constantemente las leyes conocidas hasta ahora de la biología y la física, han acrecentado el asombro que rodea a Shaolin y lo han hecho objeto de reportajes en Discovery Channel, National Geographic, History Channel y Revista Katana. El gran éxito mediático de Shi Yan Ming nos habla de que lo que siempre se creyó y se pensó de los Guerreros Shaolin no es un mito que solamente perpetúan películas como la Cámara 36 de Shaolin y otras, estelarizadas por Jet Li, entre otros actores con gran habilidad. Entrenados y reclutados desde que son niños, varios de estos monjes desarrollaban y siguen desarrollando habilidades para controlar su cuerpo y su mente muy por encima de las capacidades por lo menos del 99% de los seres humanos, no en balde History Channel lo incluyó en su Serie de “Super Húmanos” que conducía el mítico Stan Lee. La Historia del Templo Shaolin, se remonta al Siglo VI Después de Cristo. El emplazamiento del Templo actualmente se localiza en Dengfeng, en la Provincia de Henan, y sin duda es un gran sitio de interés turístico para China, una especie de Disneylandia Marcial, un parque temático de Kung Fu, donde decenas de miles de turistas al año acuden para tomarse fotos en las instalaciones, sobre las Baldosas desgastadas y posando para las selfies con túnicas de utilería al lado de los auténticos monjes. Es por eso que Shaolin se ha convertido en una gran industria, cuyo control no quieren abandonar quienes la administran, aprovechándose del prestigio del Templo. El éxito de maestros como Shi Yan Ming y la multitud de seguidores que tiene en países como Estados Unidos, México y Austria, parece decirnos que el espíritu de Shaolin ya no está encerrado en salones con muros de 4 paredes, sino que la cultura global ha logrado demostrar que Shaolin continuará viviendo en todos quienes abracen sus ideales originales, sigan una vida virtuosa, entrenen fuerte y ayuden a su prójimo. Es en este mismo sentido que el Maestro Shi Yan Ming, quien vive exiliado en los hechos en los Estados Unidos, con la creciente xonofobia en Norteamérica y la animadversión de esta nación contra China; lejos de su familia y nación de origen, después de que no pudo obtener la visa a China en 2010, declaró a Katana en su reciente visita a México: “No necesitas recluirte en una Cueva para entrenar Kung Fu Shaolin ni vestirte con túnicas. Solamente entrena fuerte y con convicción”.
Hace años, mi Maestro de Han Mu Do, el Dr. He Young Kimm, considerado el principal historiador de las Artes Marciales de Corea, nos comentó que le preocupaban los miles y miles de pseudo monjes Shaolin que se gradúan cada año en China en la miríada de escuelas que rodean los terrenos del Templo Shaolin. Es un enorme y creciente ejército de estudiantes que con los años estará migrando a países de todo el orbe ofreciendo cursos del “verdadero Kung Fu de Shaolin”. En lo personal no me quita el sueño esta probable invasión porque pienso que cada uno de nosotros nos identificamos con sistemas de diferentes latitudes y que son más adecuados para nuestro carácter y físico: unos nos inclinaremos más por las llaves, barridas y lanzamientos mientras que otros se identificarán con la pelea con patadas y golpes, otros con el pateo o bien el combate mixto. Además, el carácter y el carisma de los Maestros con los que nos identifiquemos es algo vital. Así que una gran invasión naranja podría crear distracción pero al final todo se reduce o debería reducirse a la identificación Maestro/Alumno, sin que instalaciones lujosas o títulos rimbombantes en las paredes nos distraigan de la verdadera meta: Aprender Artes Marciales que nutran nuestros cuerpos y mentes transformando en el proceso de manera positiva a nuestra sociedad. Para aprender Artes Marciales no debemos cruzar el Atlántico o buscar ojos rasgados ni pagar exhorbitantes sumas de dinero más allá de nuestras posibilidades, pues el Verdadero Shaolin, el Verdadero Dojo o Doyang, el mejor tatami es aquel donde día a día damos lo mejor de nosotros mismos, donde nos esforzamos por mejorar un poco en cada ocasión, donde hoy como hace milenios, la voluntad, el autosacrificio, la humildad y la ayuda mutua nos convierten en los verdaderos monjes andantes, en la encarnación de ideales ancestrales, en modernos Jedis resurgiendo en Occidente; en los dignos herederos de tradiciones y monasterios ancestrales donde el conocimiento, la buena técnica y la fortaleza interior son nuestras mejores armas. Así que cuando visitemos Shaolin en el futuro rindamos respeto, sí, por lo que simboliza, pero veamos mucho más de sus muros…
Amigos, soy Alonso Rosado, esto es Revista Katana y juntos seguiremos haciendo de las Artes Marciales el Mejor Camino de Vida…